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LIMPIEZA DEL CAMPO BASE

Cuando se habla de una gran expedición al Himalaya uno de las cuestiones que nunca se explican es la problemática planteada por los residuos que se originan a lo largo de la misma. Debido a que durante muchos años el abandono de la basura era una realidad, el gobierno de Nepal impuso una fianza a las expediciones ya que la sucesiva acumulación de residuos estaba planteando un serio problema incluso sanitario. La medida gubernamental impone ahora a las expediciones la evacuación de su propia basura. Durante los últimos años además han venido realizándose campañas de limpieza, bien a través de las propias expediciones, o con la intervención del gobierno nepalí (durante la temporada de este año 1.997 no se ha realizado ninguna otra operación de limpieza). Si el aspecto que presenta el Campo Base del Everest ha mejorado ostensiblemente, considerábamos que no era el momento de bajar la guardia, y que debería realizarse una nueva campaña.

Una vez llegados al Campo Base tuvimos que esperar unos días hasta que desapareciera la nieve que lo cubría. Tras el deshielo, nos percatamos que el enclave donde teníamos las tiendas estaba limpio, no así los alrededores, sobre todo los laterales de la morrena. Entre la basura arrojada al glaciar, asiática en su mayoría, podíamos encontrar ropa, calzado, sondas y medicinas, envases de todo tipo, así como un gran volumen de poliestireno expandido procedente de los embalajes de botellas de oxígeno. Por otro lado, encontramos diversos "depósitos" de botellas de vidrio, abandonados por los vendedores de refrescos (cervezas y colas en general) que aparecen cuando llegan las expediciones.

Nuestros sherpas nos informaron de la gran cantidad de basuras acumuladas en el Campo II, por lo que se decidió aprovechar el descenso de los porteadores para evacuar el máximo posible de residuos.

Tras un reconocimiento por la zona cercana al glaciar, se abrió un nuevo frente de actuación. El lugar es un laberinto de encrespadas elevaciones de hielo de pequeña altura por donde discurre el agua, formando un bello paisaje de blancos penitentes. Sobre su superficie van aflorando aquí y allá numerosos restos, la mayoría metálicos como tramos de escaleras de aluminio (empleados para abrir el paso por la Cascada), estacas, anclas y tornillos de hielo, latas, cartuchos de gas, restos de tiendas de campaña, pilas y embalajes de plástico, etc. En el glaciar hemos encontrado restos de expediciones muy antiguas, material que conservamos con la idea de poder realizar una exposición.

En definitiva, teníamos varios frentes de actuación. Por un lado los taludes de la morrena, en un lugar cercano al Campo Base; era costoso de evacuar los residuos por lo irregular del terreno. Por otro el glaciar, donde la basura estaba algo más alejada y diseminada, aunque con un terreno más cómodo para caminar. El tercer punto, y el más dificultoso para evacuar la basura y las botellas de oxígeno fue el Campo II. ara estas labores de recogida y porteo contábamos con la colaboración de los sherpas, así como con del ayudante de cocina.

Por los alrededores del Campo Base hay diseminados abundantes huesos de yak que no recogimos, al percatarnos de la presencia de quebrantahuesos (ave carroñera que se alimenta de las médulas de los huesos). Así mismo, es numeroso el grupo de chovas y cornejas que buscan cualquier tipo de alimento o desperdicio que puedan aprovechar para comer y acaban con cualquier resto de materia orgánica.

Para la recolección de la basura utilizábamos sacos de rafia que se porteaban cargados hasta el Campo Base. Una vez allí se descargaban, procediendo a su clasificación: plástico; papel, cartón, madera y telas; latas; cartuchos de gas, botellas de oxígeno; materia orgánica; vidrio; pilas y baterías. Con el fin de aprovechar al máximo el espacio, y no aumentar el número de porteos hasta los centros de eliminación, los cartuchos se perforaban para eliminar el gas residual, aplastándose manualmente con una maceta, al igual que los botes de conserva. Una vez clasificados y llenos los sacos se procedía al marcado y pesaje de los mismos, y una vez cerrados pasaban a la zona de almacenaje. Las pilas y el vidrio, por sus características, se almacenaban en contenedores. Cualquier labor se realizaba con lentitud, ya que a la altura en que nos desenvolvíamos (5.350 m.) se notaba la falta de oxígeno. La basura originada en los campos de altura por los alpinistas, era evacuada por ellos mismos cuando retornaban al Campo Base. Los desechos de la comida del Campo Base, se clasificaron por los propios cocineros, y se añadieron al resto de lo recogido en la operación de limpieza. Las deposiciones se realizaban en una serie de bidones que fueron retirados al tiempo que se abandonó el Campo Base.

Recopilamos la basura en más de 60 sacos o contenedores, trasladados en dos viajes realizados por caravanas de yaks. Tras dos largas jornadas de marcha se llega Namche Bazar, capital del valle de Khumbu, donde tuvimos que presentar y chequear la basura en la S.P.C.C. (Sagarmatha Pollution Control Committe). Este requisito se hace obligado para recuperar la fianza económica depositada inicialmente. El papel, cartón y madera recogido se depositó en esta localidad, y mediante pago sería incinerado en Thyangboche. El resto de la basura se llevó, en dos nuevas jornadas de marcha hasta Lukla. Un helicóptero necesitó más de un viaje para transportar la basura a Kathmandú, donde se depositó el metal y el vidrio en un centro de recuperación.

Se entregó en el Ministerio de Turismo de Nepal el certificado del S.P.C.C. en el que consta que hemos cumplido con la normativa impuesta a las expediciones sobre la retirada de residuos y se hizo constar el resultado de la operación de limpieza. Este Ministerio agradeció oficialmente la labor realizada y, a través de la NMA (Nepal Mountaineering Asociation) se invitó a los miembros de la Bizkaia Medio Ambiente Everest 97 a participar en la expedición de limpieza internacional que, organizada desde el gobierno de Nepal para la primavera de 1998, tiene prevista su actuación en todos los campos de altura del Everest. Todavía queda mucha basura por recoger, sobre todo en los campos de altura, posibilidad que tendrían que tener en cuenta las futuras expediciones que tengan el Everest como objetivo, porque si los alpinistas y montañeros no cuidan el maravilloso entorno en el que se desenvuelven ¿quien más que ellos estaría interesado en hacerlo?.

RESUMEN DE LOS RESIDUOS RECOGIDOS
PAPEL / CARTON / MADERA 73 Kg.
PLASTICO 156 Kg.
BOTES /METAL 251 Kg.
TELAS 66 Kg.
VIDRIO 157 Kg.
ORGANICO (ALIMENTOS) 18 Kg.
BOTELLAS DE OXIGENO (22 uds.) 87 Kg.
BOMBONAS DE GAS 14 Kg.
CARTUCHOS DE GAS 26 Kg.
PILAS / BATERIAS 20 Kg.
COCINA CAMPO BASE 150 Kg.
EXCREMENTOS 60 Kg.
T O T A L 1.078 Kg.



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