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Everest día a día

LA EXPEDICIÓN AL EVEREST RECORRE EL CORAZÓN DEL PAÍS SHERPA
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2 septiembre 1997. KHUMJUNG (3.840 metros). 4a crónica

¡NAMASTÉ!

La expedición al Everest recorre el corazón del país Sherpa

Foto
Fue dura para este cronista la segunda etapa de la marcha de aproximación al Everest. La garganta del Dudh Khosi fue recorrida por los expedicionarios el domingo a lo largo de un largo sendero que recorre una y otra riberas de uno de los más bravos ríos del Himalaya. El recorrido desde Phading hasta Namche Bazar es un auténtico recreo por el corazón del pueblo Sherpa. Una y otra aldea se suceden en el camino, que es recorrido continuamente por una gran cantidad de porteadores con pesadas cargas.

El río debe cruzarse sobre balanceantes puentes colgantes en los que a menudo titubean los yaks de las caravanas de transporte.Si alguien se cruza en el camino hay que pronunciar un saludo. ¡Namasté! es el saludo sherpa. Manos unidas y elevadas hacia el rostro, una leve inclinación del cuerpo y una sonrisa inmensa acompañan casi siempre a un Namasté pausado, estirado en una tierna vocalización. Lo pronuncian los adultos, los niños que acuden al encuentro del viajero, las mujeres que escarban la tierra en busca de su pequeña recolección de patatas. Los pequeños llevan casi siempre sus mocos colgando, visten ropas viejas, desmesuradamente usadas, también los adultos. Ellas cubren siempre su cabeza con un pañuelo de vivo color; aros de oro en las orejas, muchas también dejan colgar sus adornos de esmeraldas de la nariz, otras, las pudientes, lucen collares de piedras; todas visten largas túnicas de tejido grueso que cruzan sobre el pecho en un cierre peculiar. Ellos portean casi siempre, construyen casas, hacen trabajos especializados. Su cuchillo gurka les acompaña allí donde van; es su herramienta, también su objeto de adorno. Ellas se ocupan del trabajo del campo, de la recolección, también de los hijos.


Tamangs y Sherpas

En todo el Nepal se encuentran más de 20 etnias principales que son resultado de un muy largo proceso de mestizaje entre las razas mongoloides del norte, los aborígenes negroides y protoaustralianos y los caucasoides que en el II milenio antes de Cristo cruzaron Irán irrumpiendo sobre la India. La cadena montañosa del Himalaya no ha sido nunca una barrera impermeable a las culturas. De hecho los pueblos de origen tibetano, mongoloides, profesando un budismo de orientación lamaísta ocupan en la actualidad los valles más elevados de la vertiente sur de la cordillera. Las condiciones de vida rigurosas de la montaña y la dificultad para sobrevivir exclusivamente de sus recursos ha obligado desde siempre a estos habitantes de las montañas a dedicarse al comercio. Los sherpas por ejemplo transportaban desde antiguo sal y lana tibetanas al Nepal y hierro al Tibet. En el valle de Khumbu habitan principalmente Tamangs y Sherpas.

Los porteadores que acompañan generalmente a las expediciones al Himalaya pertenecen a la etnia más numerosa de Nepal, los Tamang, con una población de más de medio millón de personas. Son mongoloides que hablan una lengua tibetano-birmana y su dedicación fundamental es la agricultura y la ganadería. Su religión es principalmente budista aunque en sus cultos se entremezclan también algunos elementos indues. El universo de los Tamang está repleto de seres mitológicos e imágenes religiosas: Budas, divinidades, espíritus malignos, brujas, etc. Para comprender su mundo religioso hay que hablar en términos de orden y desorden. Los budas y las divinidades tienen en su mundo la función de ordenar el espacio y hacerlo habitable. En las alturas más elevadas, entre 3.000 y 5.000 metros, viven algunas de las etnias más famosas del Himalaya: los lopas en el Mustang, los bhotias y los sherpas. Sherpa significa "gente del este" (shar: este, pa: gente). Esta etnia que hoy habita el alto valle de Khumbu, escenario de la aproximación al Everest, llegó desde el Tibet hace unos 400 años para instalarse en los elevados y fríos valles al sur del Everest. Son mongoloides ligados a la secta nyngmapa del budismo tibetano. Aunque es frecuente que los alpinistas se refieran a los porteadores de altura con el término "Sherpa", esta forma de hablar es impropia y debe utilizarse para referirse a una etnia y no a una profesión.

Entre los sherpas se pueden distinguir dos grupos ordenados en 18 o 21 clanes exogámicos: los que habitan el área de Sola, y los que se encuentran en las áreas más elevadas del valle de Khumbu.

Antes de que llegaran los primeros alpinistas al Himalaya estos sherpas ya se dedicaban al comercio de forma independiente y además organizaban, protegían y guiaban e incluso trabajaban como porteadores en las caravanas de otros mercaderes.

Ahora una buena parte del pueblo sherpa ha modificado su modo de vida para servir al viajero y a los alpinistas que se adentran en su región. Una parte importante de su hábitat ha sido declarado Parque Nacional y recibe las miradas de todo el mundo para su conservación. Mientras tanto sus constumbres se occidentalizan, su materialismo crece, aunque en cada rincón del camino del Everest siempre se oye un Namasté!.


De pájaras y ladrones

La expedición Bizkaia Medio Ambiente Everest 97 se adentró el domingo en este mundo apartado pero domesticado y remontó ya en tierras del parque los últimos repechos que conducen a Namche Bazar, la capital de la región. A este cronista la pájara le atrapó en el camino y su fatiga se convirtió en desilusión cuando en la mañana del lunes descubría que el preciado equipaje de su petate había mermado considerablemente. Un porteador más hábil que honrado había hecho desaparecer buena parte de su ropa de abrigo, equipo de montaña y herramienta de trabajo. Algo que luego revenderá sin duda en algún chiringuito de Lukla a algún viajero recién llegado.

Mientras tanto, en Namche Bazar, la capital del valle de Khumbu, los expedicionarios pasaban una jornada de acreditación ante la oficina del Sagarmatha Pollution Control Comitee. La expedición de limpieza tampoco se libró de un extenso interrogatorio para conocer las botellas de gas que lleva hacia la montaña, la cantidad de keroseno, el número de botellas de oxígeno, la cantidad de pilas, botes, etc. Incluso bajo la insistente presión de recibir una visita en el campo base para efectuar un control. Se firmaron los papeles y se recogió la normativa que afecta a todas las expediciones a la espera de visitar en Tyangboche los centros de coordinación y recogida de residuos para organizar a partir de ahí la operación de limpieza proyectada.

En la mañana de ayer, desde la localidad de Khumjung, a 3.840 metros de altitud, la montaña abrió un instante su velo de nubes y nos enseñó las nieves del imponente vecino del Everest, el Lhotse; otro instante más y el Ama Dablam, una de las que dicen ser montañas más hermosas del mundo, nos enseñó su esbelta cúspide. Sólo un instante que cada día recoge una cámara japonesa en el más peculiar hotel del mundo. En una colina junto a esta aldea agrícola de Khumjung, el hotel "Everest View", rodeado de una exhuberante vegetación de altura, acoge entre otoño y primavera a adinerados turistas que pueden ver desde sus habitaciones presurizadas la impresionante pirámide del Everest. Su propietario es un japonés que ha querido llevar al mundo entero esta imagen y para ello ha colocado dos cámaras que tres veces al día trasmiten, si el complejo sistema de comunicaciones no sufre alteraciones, hasta Internet la figura del Everest en tiempo real. Ayer sólo fue un instante. Luego las nubes del monzón se adueñaron del paisaje.



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