Logo Everest 97
Everest 97
Everest día a día

LA EXPEDICIÓN VIZCAINA ABANDONARA EL CAMPO BASE DEL EVEREST EN SEIS DÍAS
AGOSTO  25  28 
SEPTIEMBRE  1  2  3  5  7  10  11  12  14  16  17  18  20  23  24  25  27  28  29  30 
OCTUBRE  1  3  4  5  6  7  8  9  10  11  12  14  18  21 

10 Octubre. EVEREST Campo Base

Desaparición de alpinistas checos en el Pumori y nueva evacuación del campo II del Everest

La tristeza y decepción campeaban ayer en el campo base de la Expedición Bizkaia Medio Ambiente Everest 97, cuyos miembros no terminaban de aceptar la rendición a que la montaña les había obligado.

La mañana amanecía despejada aunque el viento soplaba fuerte en la altura y esto provocaba reacciones contrariadas entre los alpinistas de la expedición. La decisión de abandonar estaba sin embargo ya tomada y ayer el trabajo del campo base se debía enfocar a enviar la basura recolectada hacia Namche Bazaar y organizar el plan para retirar todo el material que se encuentra en la montaña. Serán necesarios ahora seis días para recoger y enviar los materiales hacia Kathmandu. Después todos los miembros de la expedición redescenderán en otros cuatro días hasta Luckla para tomar allí el día 20 un helicóptero hasta la capital nepalí. Allí aún se deberán negociar los trámites para recuperar la fianza ecológica pagada al gobierno de Nepal y para reexportar la basura que llegará hasta Bilbao para ser reciclada.


Solidaridad en el Pumori

La expectación continuó ayer en el Pumori mientras se evacuaba al alpinista Checo accidentado el jueves. Un helicóptero de alto techo intentó explorar el collado del Pumori en busca de los accidentados pero no pudo tomar altura debido al fuerte viento. El mismo aparato iba a intentar evacuar desde el campo del Pumori al accidentado pero no pudo hacerlo. La evacuación fue realizada con un gran trabajo por los tres eslovenos hasta la base de la montaña donde se les unieron un buen número de alpinistas, entre ellos cinco vizcainos y el doctor Lizarraga. El montañero checo descendió en un estado semicomatoso y fue atendido durante toda la noche de hoy por varios doctores allí reunidos. En las cortas palabras que su relato pudo aportar indicó que sus compañeros habían quedado muy malheridos después de una caída de 150 metros en la pendiente del Pumori. La larga y dura evacuación hasta el campo base salvó la vida al checo y ofreció una bella muestra de solidaridad humana.


La basura inició su descenso

Foto
Organización de la basura para el porteo hacia
Kthmandu (Foto Santiago Yaniz).
Sin esperar la recogida del campo base, la mayor parte de la basura recogida por la Expedición Medio Ambiente inició ayer su camino a lomos de una caravana de yaks que la transportará inicialmente hasta Namche Bazaar. Allí la basura será depositada para su custodia antes de ser chequeada, al paso de los expedicionarios que acompañarán al resto del material recogido. El chequeo y control se hará ante responsables del SPCC (Sagarmatha Pollution Control Comitee) que distinguirán entre lo recuperado en la operación de limpieza en los campos base, uno y dos y los materiales que la expedición ha traído hasta el valle de Khumbu y que obligatoriamente deben ser llevados de vuelta.

En total bajaron ayer desde el campo base más de 800 kilos de basura a los que se añadirán después las bombonas de oxígeno, el vidrio, las pilas y materiales plásticos diversos que descenderán al mismo tiempo que los miembros de la expedición.
El proyecto de limpieza de la expedición vizcaina ha tomado forma real. Queda aún mucha basura por retirar en el Everest, mucha sobre todo en el campo dos, pero cada granito de arena es un ejemplo de modernidad y de acercamiento a la naturaleza con el respeto.


El momento preciso

Foto
En el último descenso del "Valle del silencio"
(Foto Iñaki Ruiz.

Las grandes montañas son tan hermosas como exigentes. Cada una de ellas precisa de una excata estrategia. No basta con ser excelente deportista y técnicamente experto para llegar a las más altas cimas. Hay que ser también astuto, organizado y buen estratega.

Con todo lo que cada alpinista, cada expedición, pueda llevar en su cartera y con las providencias que la montaña aporta ha de crearse un cúmulo de oportunidades, puede casi decirse que de casualidades, que deciden muy a menudo la opción de la cumbre. Cuando uno o varios alpinistas inician ese largo camino, campo tras campo, día tras día, para gozar en una codiciada cima saben a priori que ese último día mágico, en esa dura madrugada que se ha de iniciar la partida, han de estar en armonía la meteorología, el resuello y la forma física del aspirante y se ha de estar en el punto indicado para caminar el último trecho. Es la ley del momento preciso. Cuando uno de sus elementos en juego falla el objetivo se derrumba. Cuando todos se encadenan entonces la cumbre es posible. Sólo hay que conseguirla.


DESDE DEBAJO DEL CIELO

Juanra Madariaga

En los comienzos del mes de setiembre remontamos el valle de Khumbu con la ilusión de ver algunas de las montañas más grandes de la tierra y con el interno presentimiento de que íbamos a ver esta misma tierra desde lo más alto. En aquellos días el Ama Dablam enseñaba su nariz muy, muy de vez en cuando entre las nubes que se empeñaban en mojarnos. La lluvia nos acompañó varios días y vimos muy pocas cumbres. El monzón nos traía cada mañana un despertar blanco, pero ya metidos en faena eso nos importaba poco. Sabíamos que nuestra aclimatación no podía sucumbir ante aquellas nevadas de mediodía. Y, así fue. Cada uno, inmerso en sus jadeos, iba adaptándose a la altura, mirando mucho más de cerca la impresionante pared suroeste del Everest. Dormimos bajo ella e incluso nos atrevimos a subir a su altura por el cercano Lhotse. Todo, o habría que decir casi todo, iba perfecto. Quizás ser primerizos en esta gran montaña nos trajo algún problema, algún retraso. La organización y estrategia fueron tareas arduas, duras, pero al final, a pesar de algunos pequeños fallos siempre subsanables y quizás normales en toda expedición, nos hallamos varios alpinistas empeñados en ver de una vez esta tierra desde allí arriba, desde debajo del cielo. Y fue entonces cuando intentándolo descubrimos un nuevo elemento en toda su inmensidad: el viento empeñado en arrancar nuestras tiendas nos dejó preocupados, fríos y temerosos mientras descendíamos de nuevo al campo base.

Después de este día ha habido nuevos intentos, hemos sido tenaces pero una vez más la climatología, totalmente anormal aún en estas fechas, nos ha rechazado. El tiempo en la montaña se nos acaba y no hemos podido mirar desde lo alto. Los sentimientos de pena y de rabia están aquí. Cada uno. A veces cabizbajo, sabe que ha hecho lo que debía de hacer, que lo ha intentado, pero aún así defrauda no conseguir lo soñado, y defrauda mucho. Las causas siempre serán analizables, discutibles o razonables, pero nada hará olvidar que los sueños, personales o colectivos, por muy altos que sean, pueden a veces ser sólo eso: sueños, sueños que la realidad sabe atajar de infinitas maneras.



LogoExpedición Bizkaia Medio Ambiente Everest 97