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Everest día a día

MAÑANA PARTE DE KATHMANDU LA EXPEDICIÓN AL EVEREST
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Kathmandu, 28 de agosto de 1997 (2a crónica).

Hola gentes de buena fe. Mi segunda crónica viaja todavía por tierra, creo que la próxima puede ser el próximo sábado antes de tomar el vuelo para iniciar la marcha de aproximación. Luego usaré el teléfono satélite que ya hemos legalizado a cambio de 3.000 dólares.
He sabido que publicasteis lo anterior con dos días de retraso y sin la publicidad. Los chicos informáticos (gracias por vuestro trabajo) deberéis encontrar algo en el buzón FTP como mínimo cada tres días si nada falla. Estad atentos.
A los chicos de redacción os recuerdo que había un compromiso para incluir en cada página el faldón publicitario, al que había que añadir el logo pasado por fax a Joserra de Asian Trekking. Os agradeceré lo tengáis en cuenta para que luego no haya mosqueos. E insisto, me tenéis en el hotel hasta el viernes para lo que queráis (07.977.1.41 16 05, Hab. 105). Más adelante os indicaré si el teléfono satélite estará conectado y cuando. Ya os diré cuan maja es la jefa de la expedición Mejicana que viene también al Everest… y otras cosas.

MAÑANA PARTE DE KATHMANDU LA EXPEDICIÓN AL EVEREST

Dejando la capital de Nepal revuelta por huelgas y manifestaciones.

Manifestación comunista en las calles de Thamel, en Kathmandu.
Manifestación comunista en las calles de Thamel, en Kathmandu. (Foto Santiago Yaniz)
La llegada a Kathmandu de los diez expedicionarios de la Bizkaia Medio Ambiente Everest 97 se produjo bajo los efectos de la huelga y de nuevo estos podrían afectar a su partida en la tarde de mañana desde la capital de Nepal hacia el comienzo de la marcha de aproximación. Muy cerca ya de iniciar el acercamiento a la montaña los expedicionarios se han podido reunir ayer con otros alpinistas vascos que iniciarán también en los próximos días el acercamiento a otras grandes montañas.
Juanito Oiarzabal, con sus compañeros Koke Lasa, Iñaki Kerejeta y Natxo Kerejeta se hospeda en el mismo hotel que los alpinistas vizcainos antes de partir hacia el Manaslu. Muy cerca están ya José María Oñate y los alpinistas de la expedición Al Filo de lo Imposible que compartirán la marcha de aproximación y serán vecinos en el Campo Base con el equipo del Everest.

Los problemas sufridos por el cargo aéreo fueron solucionados con agilidad y en la mañana de hoy ha podido por fin ser retirado por los expedicionarios. Durante la jornada del jueves fueron también formalizados los últimos trámites burocráticos ante el Ministerio de Turismo.
Allí fue mantenida una larga reunión, prolongada en torno a un vaso de té hirviente hasta las seis de la tarde, en la que fue presentado a los expedicionarios el "oficial de enlace", funcionario que supervisará el desarrollo de la expedición y el cumplimiento de la rigurosa normativa impuesta por las autoridades de este país. El permiso oficial impreso en una cartulina ornamentada fue entregado en un acto sin gran protocolo pero de gran valor ritual para todas las expediciones. El funcionario de la oficina del ministerio informó a los expedicionarios de las vecindades que nos acompañarán en el campo base del Everest.
Entrega del permiso oficial en el Ministerio de Turismo nepalí. De izda. a dcha. Mr. Sing, Guillermo Bañales, Juan Ramón Madariaga y Lhakpa Dorjee sherpa, el Shirdar de la expedición
Entrega del permiso oficial en el Ministerio de Turismo nepalí. De izda. a dcha. Mr. Sing, Guillermo Bañales, Juan Ramón Madariaga y Lhakpa Dorjee sherpa, el Shirdar de la expedición (Foto Santiago Yaniz).

Además de lo navarros que intentarán el Lhotse, se dirigen a esta montaña otras dos expediciones, coreana e italiana. La ruta original del Everest será compartida por franceses y mexicanos. Se da la circunstancia de que la expedición mexicana está liderada por una mujer, Ana Méndez, y lleva a la cima el mensaje de <<Oración por la paz y la unidad del mundo>>.

En la noche del jueves pudimos también estrenar desde Nepal nuestro teléfono satélite Airtel, cuyas llamadas son paradójicamente más económicas que las efectuadas desde nuestro hotel.


Las diarreas, primer enemigo

Nadie quiso ser el primero en anunciarlo. Juan Ramón Madariaga se quejaba en la noche del pasado lunes de haber sufrido un resfriado pero el martes a la hora del desayuno ya no era el único. La expedición tenía ya varias bajas en las peticiones de desayuno. ¿Quién tiene diarrea?, preguntó el doctor. Y él mismo fue el primero en levantar la mano; le siguieron Iñaki Ruiz y Fernando Rubio, Mugarra confesó haber tomado ya una pastilla. En dos días el botiquín de viaje de Kepa Lizarraga ha quedado vacío de antidiarréicos y los trabajos de los alpinistas han debido repartirse entre el personal sano.

En el momento de escribir estas líneas la tropa comienza ya a recuperar sus fuerzas y es mejor porque queda ya poco para comenzar los primeros pasos mochila al hombro en la marcha de aproximación.

<<La meteorología está muy rara este año, no se como lo vamos a tener en este otoño>>, terció Oiarzabal en su conversación con los expedicionarios. Ratificó con su olfato la información difundida el jueves desde el Departamento de Meteorología e Hidrología de Nepal afirmando que el monzón permanecerá todavía sobre Nepal hasta el 24 de setiembre. Esta previsión se ha realizado siguiendo la evolución meteorológica desde que el frente llegara a estas tierras el pasado 14 de junio. Durante el mes de julio las lluvias monzónicas han descargado casi un cincuenta por ciento más de lo habitual y también ha sido así durante el mes de agosto. El brillo solar de los últimos días se debe considerar todavía sólo como un paréntesis pero todavía el monzón no terminará.


Pasupatinath, un paso de reflexión

Nepal sufre durante este verano los efectos de una importante contestación social orquestada desde los partidos comunistas en la oposición al gobierno actual. La democracia totalitaria de Nepal se resquebraja ante los intentos de eliminar de la oposición, vía ley antiterrorista, al partido maoista que junto con otros tres grupos comunistas intenta recuperar su posición arrebatada en el Gobierno. Durante los últimos días las calles de Kathmandu se han visto recorridas por grupos de manifestantes reivindicando un Nepal libre. Enarbolan banderas rojas con el viejo símbolo de la hoz y el martillo, ciñen su frente con cintas también rojas. Y forman largas hileras para reivindicar a la carrera y a gritos rítmicos sus mensajes: "por un Nepal libre, por un Nepal comunista". La prensa local apenas se hace eco de sus protestas, sólo cuando la barricada da forma a la huelga, sólo cuando las persianas del comerciante bajan por temor a la fuerza de la ira.

En este Nepal que pide una economía sin corrupción se mueven los viajeros en busca de codiciados recuerdos, igual que los alpinistas camino de las cumbres.

Nepal es un enjambre de tribus, también lo es de lenguas y casi de religiones. Induistas y Budistas reparten sus almas entre una infinidad de templos que intermedian entre la tierra y el cielo. En medio de la tolerancia, los nepalís acuden a cumplir con sus rituales sin envidiar un instante el lujo de los turistas occidentales, sabiéndose suficientes de espíritu en su probreza material.
Transporte de mercancías, escena habitual en las calles de Kathmandu
Transporte de mercancías, escena habitual en las calles de Kathmandu (Foto Alberto Posada).

Kathmandu es un hervidero de casi medio millón de personas. Kathmandu tiene varias joyas para ambas religiones. En Budanath está una de las mayores estupas budistas de Nepal con su cúpula blanquísima sobre la que miran a los cuatro vientos los ojos de Buda que todo lo ven. Igual hacen los ojos coloreados del templo de Suayambunath, erguido en una alta colina que domina la planicie de Kathmandu. Los fieles suben hasta él por una larga escalinata, llevan arroz, pequeñas flores y aceite y encienden infinidad de lamparitas para componer su ofrenda. Al viento ondean sus mantras, sus oraciones escritas en tibetano y giran sin parar en torno a la estupa los molinillos del Om mani padme hum, la oración que se repite una y otra vez en las alturas.

Ayer visité en solitario el templo induista de Pasupatinath. Quise hacerlo así para no distraer la mirada, para atender a los rituales con profundidad. Pasupatinath es el segundo lugar sagrado en el mundo para los induistas, los seguidores de Brahma, el principio creador; Shiva, el creador y destructor y Visnu o Narayán, el protector y regenerador. Cuatro de cada cinco nepalís son induistas, casi toda la población de Kathmandu.

En Pasupatinath, a las orillas del turbio río Baghmati rinden culto a su fe pero sobre todo a sus muertos. La de ayer era apenas una niña. Su cuerpo menudo de diez años descansaba sobre la orilla del río, vestido con sus últimas ropas en vida, envuelto en sedas de color de rosa. Padre y madre permanecían sentados en la distancia, serenos, sin muestras externas de dolor. Sólo le habían llorado en el viaje desde su pobre casa, le habían cantado en un largo ritual con participación de toda la familia.

La pira de leña fue preparada. Se despojó a la niña de sus ropas que fueron arrojadas al río, se envolvió de nuevo su cuerpo con las sedas y en las manos delicadas de dos hombres dio varias vueltas a la pira de troncos. La depositaron suavemente y descubrieron su cara, tierna, de expresión infinita.

Pusieron arroz en su boca, también entre sus manos. Le adornaron con collares de flores de color naranja. Y sobre su pecho encendieron una mecha. Lo cubrieron todo con largos haces de paja, extendieron el fuego por todo su derredor. En la distancia padre y madre conversaban, miraban en un último adiós sin lágrimas, sin dolor en el rostro.

En Nepal la vida y la muerte están muy cercanas. La vida tiene mucho de supervivencia y de dolor. La llegada a la muerte no es el final sino el comienzo de otro camino.


La visita de Miss Hawlley

Ha llegado montando un viejo Volkswagen pato de los años sesenta con matrícula roja nepalí y conducido por un lozano y joven autóctono. El suyo es un cuerpo espiritual enfundado en un fino vestido a rayas verticales y ceñido por un cinturoncillo de la misma tela. Camina sobre unas chancletas estrechas y cubre su cabeza con un pelo rubio cardado escasamente y con un toque de peluquería barata. De palidez casi cadavérica, la expresión de su rostro es una interrogación continua. Sobre la punta de su nariz apoya unas medias gafas que utiliza para leer los interrogatorios.

Una llamada había anunciado de víspera su llegada y acaba de cruzar el umbral de la puerta del hotel Ghauri Shankar de Kathmandu preguntando por los miembros de la Expedición al Everest. Sin mediar muchas palabras, suelta un good moorning, pregunta por el jefe de expedición y tras decir quien es extiende una ficha a cada uno de los alpinistas. Datos de identificación, profesión, puesto en la expedición, patrocinadores, objetivos… todo lo quiere saber.

Miss Hawley interroga a Bañales y Madariaga en Kathmandu
Miss Hawley interroga a Bañales y Madariaga en Kathmandu (Foto Santiago Yaniz).

Es nada menos que Miss Elizabeth Hawlley, una vieja conocida de todos los asiduos a las montañas del Himalaya. En su tarjeta de presentación se identifica como corresponsal en montañismo para la agencia Reuters, para el American Alpine Journal, el Himalayan Journal, las revistas Alp, Climber, Climbing, Klettern, Neue Zürcher Zeitung, Vertical y Yama-Kei, aunque hay quien afirma que puede también serlo hasta de la C.I.A.

En realidad Miss Hawlley pasa revista e interroga a cada uno de los alpinistas que desde Kathmandu se encamina hacia una alta montaña. Es muy difícil que nadie se escape a su control, si no directo, indirecto. A la ida y al regreso. Inquiere a los alpinistas sobre ellos mismos pero también sobre los demás. Y así ata cabos. Sabe quien ha subido y quien no a tal o cual cima, sabe si lo ha hecho por tal o cual ruta, si dice verdad o engaña. Su censo de ascensiones, habitualmente cotejado con el bilbaino afincado en Londres Javier Eguskiza, es casi infalible. La Hawlley y Eguskiza se conocen cada palmo de las rutas de los ochomiles del Himalaya, mejor que cualquier alpinista, sin haber estado nunca en ellos.

De sus indagaciones tampoco los vizcainos nos libraremos. Seremos sinceros.



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