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Everest día a día

EL MONZÓN SIGUE DESCARGANDO NIEVE SOBRE EL EVEREST
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7 septiembre 1997. EVEREST CAMPO BASE (5.300 metros). 6a crónica

Hoy se alcanzará el campo base del Everest

A mis espaldas suena una melodía de Benito Lertxundi, un poco más allá un hornillo de keroseno calienta continuamente agua y encima salpica sobre el techo de nuestra tienda comedor el persistente goteo de los copos de nieve. De vez en cuando un estruendo envuelve las laderas que descienden del Pumori, del collado Norte del Everest, o de las pendientes del Nuptse; es porque nuestro campo base se ha instalado demasiado cerca de la boca del metro que regularmente envía sus convoyes ruidosos en forma de desprendimientos de piedras o avalanchas hasta las morrenas del Khumbu. Estamos ya instalados en el que será durante más de un mes el campo base de la Expedición Bizkaia Medio Ambiente Everest 97.

El mal tiempo y las recomendaciones médicas para una aclimatación mejor aconsejaron anteayer a los expedicionarios pernoctar en las cabañas de Gorak Shep. A media mañana del sábado alcanzábamos este desolado lugar tras una marcha de un par de horas a lo largo de un gran caos de piedras arrastradas por los glaciares del alto valle de Khumbu. La nieve cubría todo el itinerario después de haber descargado durante la noche y buena parte de la jornada. La altitud hizo bajar las temperaturas hasta los 2 grados centígrados cuando se hizo la noche en la pedreras que descienden a los pies del Pumori.

En la mañana de ayer el amanecer nos brindó por primera vez una magnífica vista de las montañas que rodean el Everest. El último tramo de la marcha de aproximación se efectuó por el borde del glaciar, quebrado en una infinidad de grietas y sobre el que los penitentes de hielo crean un paisaje lunar, blanquísimo bajo las últimas nieves. La pirámide del Pumori asomó primero entre la niebla, después el Nuptse, más allá asomaba sobre el increíble caos de la cascada de hielo el triángulo somital del Everest.

Foto

Enseguida de alcanzar el campo base la niebla nos envolvió y comenzaba a nevar copiosamente. La montaña está ahora muy cargada de nieve y también el glaciar de Khumbu lo que ha impedido por ahora observar la cantidad de basura que puede existir en las morrenas donde se emplazan los campos base de las expediciones.

De momento están ya instalados los campos de la expedición francesa que también intentará el Everest y de una coreana que escalará el Lhotse. Aún faltan por llegar varios grupos y entonces, dentro de la próxima semana, la torre de babel al pie del Everest comenzará a tomar forma.

Nuestro cocinero nos recibió ayer con una buena y abundante sopa que acompañamos con patatas y zanahorias cocidas empujadas con bonito en aceite. No fue muy suculento pero sí suficiente a la espera de la cena. Cuando eran las seis se la tarde, y antes de enviar esta crónica, el cocinero nos sirvió de nuevo sopa, patatas cocidas y puré de dal (lentejas nepalís) además de un trozo de carne de yak. De postre hubo mango en almibar caliente. Para celebrar esta primera cena de altura brindamos con unos tragos de Remelluri, reserva del 1993, a decir verdad más frío de lo que merece. El vino de rioja alavesa y el txakoli de Gatika han llegado en buenas condiciones después de un azaroso viaje que no ha perdonado la vida a algunos de nuestros equipos personales.

También hay que decir que aunque nuestros pies tocan el hielo y este es el colchón de nuestras tiendas de campaña, en la tienda comedor nos ilumina la luz eléctrica obtenida de un panel solar, el mismo que alimenta mi ordenador, suministra la tensión para conectar el teléfono Airtel y cargará las baterías de todo nuestro aparellaje eléctrico.

La jornada del lunes se dedicará a organizar el material de la expedición mientras se afianza la aclimatación que todavía produce algunos dolores de cabeza vencidos a base de aspirina y pequeñas dosis de corticoides que el doctor Lizarraga administra cada noche y cada mañana a quienes lo precisan.


Austeridad obligada

No será un secreto para quien sepa algo de montaña que el olor a humanidad acompaña a todos los miembros de la expedición. La última ducha caliente lavó algunos cuerpos sudorosos hace ya cuatro días, en Tengpoche. Un balde de agua caliente depositado sobre una cabina de madera para ser utilizada por gravedad es el modelo de ducha para turistas en el valle de Khumbu. Las barbas de cada uno de los diez que ayer llegamos al campo base han crecido y después de aquella ducha la higiene personal se soluciona de forma escasa, en algunos casos mediante el uso de pañuelos húmedos para bebés, en otros símplemente haciendo caso omiso de los olores, que mezclados a alguna evacuación de intestinos alterados dan tema al humor que media en la convivencia cotidiana.

Es de esperar que en los próximos días el monzón nos dé un respiro para, al sol, organizar una tanda de ducha general o cuando menos aprovechar las aguas del deshielo del glaciar para refrescar los olores personales.

Mañana, si el clima ofrece una tregua se relizará la Puja, el ritual ofrecido a los dioses del Sagarmatha por los porteadores de altura y todos los miembros de la expedición.



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